martes, 4 de octubre de 2011

¿Qué ganas?

Y qué ganas
¿Qué ganas con tenerle
miedo al miedo?
¿Con repetir una historia?

Qué ganas previniendo
si todos tienen una versión diferente,
si las vidas no se parecen,
¡Si los mundos colisionan!

¿Temerle a un futuro
viviendo un presente
que tiene pesadillas con el pasado?

Porqué tener miedo
a caminar rápido
si lo que importa
es caminar juntos.

Porque si te caes,
tomarás mi mano,
en cada obstáculo
me tendrás para apoyarte.

Las cosas no se predicen,
tan solo ocurren.
Los cuentos no surgen,
se escriben

Y qué ganas
¿Qué ganas con vivirlo?

Ganarías un nuevo capítulo
entre las hojas blancas
que se ocultan 
en la novela de tu corazón



Daniela Alejandra González Caicedo

viernes, 30 de septiembre de 2011

Lo extrañaré

Lo extrañaré,
a él...
A él y a sus frases
en italiano y francés.

Extrañaré
sus abrazos amplios
sus sonrisas leves,
sus miradas inocentes.

Extrañaré aprender
de lo que nos apasiona.
Extrañaré su voz
en mis versos,
y en las canciones que adora.

Lo tendré presente,
lo tendré presente en cada hora,
en cada paso,
en cada aurora...

Y me bastará con ello.

Mientras tanto
rodará melancolía
por las sonrisas que me surgen
al recordar lo que fue
y lo que algún día será
si soñamos que volverá
a suceder...



Daniela Alejandra González Caicedo

jueves, 8 de septiembre de 2011

Somos

Somos un nudo de cuerpos
sedientos de si,
hambriento de placer
y de goce.

Somos almas dulces,
desgastadas, pero libres.
Violentas y
después del juego, felices.

Somos un tango de gemidos,
un poema de impulsos.
Somos un orgasmo musical,
una fantasía literaria.

Somos y dejamos de ser.
No nos amamos,
tan solo nos acercamos,
es simple,
tan solo nos deseamos



Daniela Alejandra González Caicedo

sábado, 30 de julio de 2011

Estás en mí

A veces las horas no me piden permiso
Y pasean por mi reloj
Jugando con los segundos
Con mis pensamientos
Y mi corazón

Se llena de hilos mi memoria,
Se teje tu rostro
Tus manos,
Tu abrazo
Y te extraño tanto

Te amarro a mi cielo,
A mis labios
Y te beso,
Te beso en el viento
Y en las nubes que van pasando

Te extraño,
En la piel,
En la boca,
En las miradas
Y los pasos,
Me haces falta.

No te vas…
Se queda tu voz,
Tu cuerpo en el mío.
Te quedas en mí,
Y mi pensamiento junto a ti.

martes, 21 de junio de 2011

Porqué se llora

Se puede llorar por tantas cosas, pero los románticos ¿Solo lloramos por desamor? ¡No! Los poetas lloramos por las mismas cosas que sentimos placer, por esos detalles minúsculos y sorprendentes como los copos de nieve.

Las lágrimas no siempre son sinónimo de tristeza, lo son por un motivo tan puro como las mismas... ¡Si Señores! también se llora por alegría, por esas mariposas traviesas que se nos salen del estómago y acarician nuestras mejillas. Se llora por la imperfección hecha carne, por esas ilusiones humanas y poco celestiales, y por las cosquillas que se sienten en el cuello cuando se les ve y en la cintura cuando rompen la paz de nuestros cuerpos con ese nudo al que llamamos normalmente "abrazo".

Se llora por orgullo, porque algunos nos sentimos premiados al encontrar ángeles en esta tierra de espejismos. Se dejan correr gotas de agua salada desde el mar de nuestras entrañas porque es increíble la manera en la que se nos recompensa al encontrar un tesoro enterrado en mapas por descifrar.

¿Hay acaso un oficio mas hermoso que llorar? -El amar camina de la mano con este-

Yo no lloro hoy porque crea perderle, no. Porque él no es mío, es libre, es libre como mi ánimo y mi decisión de amarlo. Yo no lo ato, yo lo lleno de besos dulces para que su vida sea -A diferencia de la de muchos otros- menos amarga.

A veces creo en el destino, otras simplemente en Dios. Hoy creo en una palabra que encontré en mi diccionario "Nosotros" y el significado lo escribe él cada vez que me hace sonreír, cada vez que me acerco a su pecho y noto que no soy la única persona que siente palpitar con fuerza su corazón con el sencillo sonido de la respiración de esa otra persona.

No creo que él llore -Tanto como yo- porque como les dije, la romántica es quien escribe... Y aunque él fue poeta, soy yo la que rebosa en letras, corazones y aviones de papel.

Mañana no recordaré esto, tal vez como no recuerdo que me hace falta escribir tanto como llorar

Se llora con el cielo y sin él, por amor o por esos desagradecidos que osan huir con nuestros mas inútiles pero valiosos sentimientos. Se llora por estar solo o al contrario, por no sentirse cerca de uno mismo... Pero si no se llora, se ahoga nuestra alma o espíritu -o como quieran llamarlo- Siempre es mejor estar vacíos para llenar nuestro interior con pensamientos alados, nuestros labios de café de besos y nuestros pechos de nudos de brazos.

Y en la desnudez de mi lápiz me vestiré de buenos deseos, adornaré mi cabello con estrellas y en el baúl de mis recuerdos empacaré las lágrimas que me empaparon hoy, para que acompañen a otras tantas que cayeron por razones mas o menos importantes... Pero antes, tejeré un "Te Amo" con suspiros, para amarrarlo en su boca la próxima vez que lo vea venir.

martes, 10 de mayo de 2011

Antojo de tu Recuerdo

Deseo tu mirada de antaño
Tus abrazos lejanos,
Besos a blanco y negro
Y tu mano llena de polvo.

Tengo antojo de tu recuerdo
De repetir los pasos que dimos,
De intentar soñar el futuro
En tiempos pasados.

Quiero tu sonrisa de otros años,
Quiero caminar la historia
Que tejieron las horas
Que alguna vez pasamos.

Ganas de tu recuerdo,
De un helado con sabor
A 29 de marzo.
De escuchar la melodía
Que dibujó
Tu violín de grafito.

Probar de tu boca
El añejo vino del tiempo.
Deslizarnos por el vitral
Que pintaron nuestros recuerdos.

Tengo antojo de tus olores,
De lo dulce de tu compañía.
Antojo de escucharte decir
Que me querías

Deseo ser la lluvia
Que mojó tus párpados
Y la timidez desnuda
De tu cuerpo en mayo.

Quiero verte y saludarte
Para luego esconderte, guardarte.
Para olvidarte en los negativos
De la cámara análoga de mi memoria.

domingo, 3 de abril de 2011

...

Cuando levantó su mirada al cielo sintió que se le desmoronaban las nubes, se puso de pie, intentó correr... Huía de lo que era, de su tristeza. La desesperación carcomía sus entrañas, la desilusión le había roto el alma, la realidad le deshilaba en lo profundo de su corazón cada fibra de sus sentimientos. La noche empezó a despertar, todo se tiñó de ébano y él se sumergía en su propia oscuridad para no volver a salir, para quedarse allí. Todo era consecuencia de su comportamiento, embriagado de su culpa notó que se había convertido en lo que siempre había odiado: En un hombre frío, desagradecido y sin esperanza.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Extrañarte es

Extrañarte es
Sentir la boca seca
Las manos sin ganas
De escribir

Extrañarte es
No ver el sol
Y esconder la luna
Para dejar solas las estrellas

Es caminar
Por una senda sin flores
Volar en un cielo
Sin nubes
Es estar sentada
En la nada…

Extrañarte es
No poder cerrar los ojos para soñar
Y dejar atrás cada recuerdo
Es dejar de tejer la historia
Extrañarte es…
Es como perderte
Sin abandonarte

No tenerte
Me hace extrañarte
Me hace dejar
Que mi pensamiento
Te siga sin saber siquiera
Donde estás…

Extrañarte es
Dejar que mi piel
Ya no sienta
Dejar que mis ojos
Ya no vean
Impedir que mi voz
Hable…
Es como si mi guitarra
Se rebelara al tocarla
Como si la lluvia
Se negara a mojar mi cara
Como si tú…
Como si tú huyeras de mí

Extrañarte es
Descansar dentro de una pesadilla
Sonreír sin mover los labios
Es derrumbarme
Sin escuchar más tus ánimos

Extrañar es como morir
Pero siguiendo viva
Extrañar es esperarte
Hasta cuando quieras volver

Extrañarte es…
Olvidarme de mí
Extrañarte es…
Preguntarte si me extrañas
Tanto como yo a ti

sábado, 19 de marzo de 2011

La explicación de su Muerte

¿Soy quien imagino?, o ¿soy quien quieren que sea?
Soy una pesadilla, un sueño mal concebido...
Yo soy el pasado, enterrado pero vivo.

Los rayos de sol se filtraban por las cortinas de velo que cubrían los ventanales de la habitación, el sueño que vivía empezó a desgastarse con cada milímetro que sus ojos se abrían. Era una mañana mas, triste, desierta y llena de desasosiego. Los días se habían vuelto así, sin sentido. Su padre pasaba largas temporadas viajando y su madre había muerto por una extraña razón que desconocía, le faltaba tanto esa figura materna. Sentía que al haberla perdido había olvidado cómo jugar a las muñecas y lo que era tener una verdadera amiga. A diferencia de todas las conocidas de su edad, ella había aprendido a vestirse sola, a cuidarse, había crecido sin escuchar consejos de otra mujer. Pero tenía claro que la vida seguía aunque fuera monótona y aburrida.

Después de volver a pensar todo decidió levantarse, sus brazos descubrieron su abdomen y largas piernas, las cuales se movieron con suavidad hacia el borde del colchón, a continuación se sentó y con las puntas de sus pies tocó el frio piso de cerámica. Tomó en su mano derecha una bata para revestirse y con pasos lentos fue hacia el baño. El agua se deslizaba suavemente sobre una tinaja de plata, su cuerpo ligero y su tez de nácar se envolvían en una toalla azul, una jofaina tenía agua caliente para su rostro y en la esquina reposaba una alcuza con aceite de benjuí y vetiver para aromatizar su piel. Su habitación estaba totalmente sola, las enredaderas que se asomaban al marco de la ventana de madera eran semejantes a guirnaldas que se confundían entre las finas rejas de metal. Al fondo del lugar, erecto sobre el suelo un biombo delicado daba un aire oriental al recinto. Una gran cama antigua ubicada en el centro estaba cubierta por un acolchado de satín en tono rosa, y sobre el mismo descansaba un vestido de seda. Un espejo adornaba otra de las paredes, acompañado por una cómoda y un cofre afiligranado sobre él, que escondía pequeños tesoros que tan solo para ella tenían significado.

Vistió su figura desnuda, ató las cintas de su corpiño, cepilló sus rizos de ébano, maquilló sus pómulos y ajustó una cadena a su cuello. Esa mañana la casa se encontraba más silenciosa de lo común. Bajó por la escalera balaustrada hasta la sala, donde la soledad acompañaba al clavicordio de su padre, la madera guardaba el eco de la voz de su madre. Descalzó sus pies para caminar a través del piso helado, siguió por el pasillo principal hacia el jardín. Le gustaba pasar las horas en el viejo columpio que colgaba de un nogal sembrado en la mitad de aquel pequeño paraíso. Lo único que la separaba de la realidad de concreto era una hermosa obra de mampostería, formas incrustadas que con un toque de imaginación permitían recrear historias impensables.

El prado esmeralda se veía suave y húmedo, así que se recostó en él para ver las gruesas nubes del cielo que jugaban viajando de oriente a occidente, veía también el gran recinto que habitaba: la fachada estaba adornada por un ejército de columnas desvaídas y engalanadas por astrágalos de mármol. Era una casa de arquitectura jónica, ya que en lo alto se observaban algunos dentículos y un mascarón demasiado particular. La hierba era cómoda y las begonias daban magia al lugar, sus párpados escondieron las grandes pupilas de mar que le permitían despertar. En la oscuridad, una lumbre dio paso a la memoria, el tiempo empezó a dar pasos largos hacia atrás, las imágenes se dibujaron al relinchar de los caballos que movían la calesa donde iba con una mujer de piel aporcelanada. El aire agitaba su cabello, notó que estaba recogido en dos trenzas, sus manos eran realmente pequeñas y llevaba un vestido de princesa, tal vez era un recuerdo de hacía mucho tiempo, pero no sabía a ciencia cierta dónde estaba.

El sendero era cercado por un vasto cultivo de mies, la tarde empezaba a bostezar hermosos colores violetas al firmamento. Ella seguía mirando a la mujer que le producía gracia con cada mohín que hacía. Solo fue cuestión de segundos para que una corriente helada le recorriera cada fibra de su piel, era imposible, ¿hacía tanto no veía a su madre para no saber quién era? Con el pasar de los minutos reconoció el lugar, recorrían una de las haciendas de su padre, lo supo por los numerosos acantos que cubrían la entrada de la casa quinta. Al llegar, el calesero se bajó del pescante y ofreció ayuda a la esbelta dama. Su mano estaba cubierta por un guante lila que hacía juego con su traje y llevaba un aro de oro alrededor de su muñeca izquierda. Cuando fue el momento de que ella bajara del carruaje, su madre extendió sus brazos, la tomó por la cintura, abrazó su cuerpecillo y besó su cabeza ¿Hacía cuanto no sentía el calor de sus labios?

La puerta de roble fue abierta por una de las fámulas, caminaron hacia el interior de la mansión observando el sublime arreglo claveteado que decoraba la mesa del comedor. Las sillas tenían cojines vino tinto con apliques dorados, unos candelabros iluminaban suavemente, mientras al otro lado un viejo tocadiscos enamoraba los oídos de los habitantes con la melodía que salía de su interior. Se dirigieron a la sala donde su padre las esperaba sentado en una mullida poltrona, desde su llegada, la pequeña notó en el rostro de su progenitor un gesto reticente.

La noche, que ya había tomado posesión del reloj, se vería iluminada por una gran celebración, habría jícaras llenas de chocolate, frituras de malanga, pastelillos y otros tantos manjares. La música sería interpretada por un conjunto de serpentón, salterio y una trompeta con una graciosa sordina plateada. La casa estaba copada de personajes, muchas personas importantes visitaban el lugar y disfrutaban de la amena reunión. La pequeña percibió que su padre estaba lejano, pensativo y el malgenio dormía en su ceño. Aunque la música se seguía tocando, los anfitriones no se divertían, el ambiente era tenso, algo sucedía entre ambos pero ella no entendía, tan solo intentaba disfrutar del baile, las sonrisas y de los juegos que compartía con los niños que asistían. Con el paso de las horas la distancia entre ellos aumentaba.

La chiquilla salió al balcón, su rostro fue acariciado por el susurro de la brisa, la luna blanca protagonizaba el toldo índigo y las estrellas parecían pequeños botoncitos plateados en lo alto. Por más que intentaba no encontraba vestigios de lo que sucedía, al parecer era un recuerdo que concebía por primera vez. A lo lejos, entre el laberinto de frondosos arbustos vio unas siluetas y escuchó voces, una de ellas era la de su padre y la otra pertenecía a una mujer desconocida, inesperadamente por sus mejillas rojizas rodaron un par de lágrimas. El tiempo volvió a retroceder, las cosas se aclaraban y comprendía la situación de sus progenitores. Si, había alguien más entre ellos, alguien que había debilitado el querer de su madre y que sin misericordia había quebrado su alma. ¿Era esa mujer que le había quitado el amor de su padre?

La mujer le reclamaba, gritaba y caminaba de lado a lado, la desesperación e ira era notable, él la tomó de la cintura, besó sus labios y habló a su oído, le pidió que se tranquilizara, que pronto estarían juntos. Ella sacó de su bolso algo envuelto en una tela negra, le dijo que sería suficiente para cumplir su cometido, que si no lo hacía la perdería a ella. La pequeña sintió un golpe en su pequeño corazón, sabía que si su padre no perdía a esa mujer, ellas lo perderían a él. Era un final incierto, no sabía en que terminarían las cosas, solo le bastaba esperar a que su fantasía continuara. Las sombras se perdieron en la oscuridad y ella volvió adentro. La música seguía, las parejas danzaban, la comida dejaba ver la prosperidad de la familia, todo estaba bien hasta donde se podía percibir.

Las horas seguían pasando, la gente empezó a salir de la casa, la tristeza se sentó en un rincón e instauró el sentimiento en el pecho de la pequeña que se hallaba sobre las piernas de su madre, no estaban solas, la servidumbre caminaba en silencio y los músicos habían dejado de tocar. Pronto se abrió la puerta, su padre se transformaba de un ser magnánimo a un monstruo. Vociferó, empezó a golpear los muebles, el miedo la consumió, así que corrió hacia una de las tantas habitaciones para esconderse. El hombre agarró a su madre por los hombros, sacudió su cuerpo, bofeteó su rostro. Gotas de sangre empezaron a rodar por sus manos y ella tan solo lloraba, no era la primera vez que la maltrataba; él solía llegar con algunos tragos y desquitarse con ella por problemas que sucedían afuera. Pero esa noche, esa noche el motivo era diferente. Sacó del bolsillo de su chaqueta un trozo de gamuza que ocultaba algo, dejó caer la tela y agarró el arma corto punzante. Empujó la mujer hacía una de las paredes y sin pensarlo, apuñaló su torso. La empuñadura de oro se tiñó de carmesí mientras el cuerpo sin vida se desplomaba en el suelo de madera. El líquido escarlata se dispersó y humedeció la alfombra a lo largo de la antecámara. Ese hombre ya no era su padre, le temía más que a otra cosa. Más que a las largas noches en vela donde no recibía el abrigo de nadie, más que llorar a solas, más que a la misma muerte… Le temía a él, a ese hombre a quien pensaba deberle la vida. Tras el escandaloso momento, se oyó una fuerte carcajada, la mujer de voz desconocida entró, esbozó una sonrisa malvada en sus labios y simplemente dijo –Escogiste bien-.

Su padre pidió a todos los sirvientes que se fueran de la casa, que ya no los necesitaría mas, recogió el cadáver por sí mismo y lo arrastró a lo largo del Hall hasta las afueras de la mansión. El cuidado con el cuerpo era mínimo, por el piso iban quedando partes del traje de ella, joyas y entre estas, el aro dorado que la pequeña había denotado en la calesa. Al caerse de su mano, la niña se acercó y lo tomó, lo puso en una de sus muñecas y volvió a su escondite. No sabía que esperar, la angustia la inundó, ya no era desconocida la muerte de su ser más amado, era claro, su progenitor la había matado.

Sintió unos golpecitos en la cara, estaba aún sobre el prado de su jardín, ¿Había sido un sueño o un verdadero recuerdo? Era su papá quien la despertaba. Sus ojos se llenaron de lágrimas, golpeó el pecho de él para apartarlo de ella, sus labios parecían sellados, solo quería correr, desaparecer, no volverlo a ver. Pensó que lo mejor era hacer maletas y buscar un nuevo rumbo, fue así como subió a su habitación, sacó algunos zapatos y ropa. Tras ella iba él, su rostro se llenó de furia y empezó a llamarla loca. En ese momento, se descubrió de su cobardía y le dijo –Tú la mataste, lo vi todo- El hombre se detuvo, abrió sus grandes ojos cafés y con la respiración entrecortada le dijo –Ya está muerta, ¿Qué vas a hacer?, no te puedes ir de aquí, no te irás, no te lo permitiré- No tenia mas escapatoria que aceptar lo que él decía, estaba acorralada ¿O tal vez no?

Divisó su balconcillo a unos cuantos metros, caminó hacía el. Se vio a sí misma, sin nada, sin nadie, desvalida, perdida. Abrazó sus sueños, sus deseos… Había solo una cosa diferente en ella, en su muñeca izquierda llevaba la ajorca que había recogido de su madre ¿Habría sido tan real el recuerdo? Acto seguido, dio la espalda a su padre, vio lo infinito que era el cielo, lo cerca y lejos que estaba de la eternidad, ella estaba destrozada, pero guardaba algo de cariño en su interior, zafó la manilla de tan precioso metal, se acercó a su progenitor, besó su frente y le dijo –decidiste amar a otra y desde que lo hiciste, te olvidaste de mi, morí para ti… hoy moriré para mí- Puso la joya sobre las palmas de él, se dirigió al barandal, cerró sus ojos y se dejó caer al vacío de su desconsuelo.

Daniela Alejandra González Caicedo
Mohín: Gesto
Calesa: Carruaje
Jícara: Taza para el chocolate
Jofaina: Vasija que sirve para lavarse cara y manos
Alcuza: Vasija que contiene aceite
Ajorca: Manilla
Reticente: Reacio
Desvaídas: Descoloridas
Fámula: Sirvienta

domingo, 6 de marzo de 2011

Promesas

Prométeme que un día
volveremos a caminar juntos,
Prométeme que no me tendrás rencor.

Prométeme que no olvidarás,
pero si perdonarás mis errores
al darme una oportunidad

Prométeme que me hablarás,
que no nos quedaremos sumidos en el silencio,
cobardes, solos y extrañándonos

Yo te prometo cambiar
en lo que te he decepcionado

Yo te prometo ser quien te abrace
y te de ánimo

Yo te prometo ser tu amiga,
hermana y confidente

Yo te prometo, cumplir con esta
y las demás promesas...

Yo te lo prometo y tú
¿Me lo prometes?

viernes, 4 de marzo de 2011

Yo te digo...

Dibuja tu cuerpo
sobre mi piel,
con tus dedos suaves,
delicados y ligeros.

Siembra en mi cintura
tu beso,
para que cuando crezca
se enrede en mi espalda.

Imagina,
que tus lunares
forman constelaciones...
Al besarte,
besaría el mismo cielo.

Estiende tus brazos,
para que sean mi refugio.
y mirarme,
un día en la oscuridad
de tus pupilas
lograré perderme.

Abreme un espacio
en el laberinto de tu recuerdo,
déjame llevar mi pluma
para escribir una historia sin final,
donde nunca nos dejemos.

Perdoname...
Por amarte tanto.
En cuerpo y alma,
desde mis sueños y versos

***

Un día no escontraremos,
pisaremos el mismo camino
¿Cuándo?
Será tan incierto
como la primera vez

A caso

Tu mirada
se ha quebrado
en el juego
de los espejos.

Tus alas,
ya no resplandecen
y tu sonrisa,
ya no habita en mi.

A caso...
¿Eres incapaz de amar?
¿De besar los días?
¿De abrazar la vida?

domingo, 20 de febrero de 2011

Me entrego a ti

Hoy me entrego a ti,
Te entrego mis labios
Como fuente inagotable de besos,
Mi pensamiento
Lleno de ideas inspiradas por ti,
Mi voz Como compañía infinita
Que a su vez
Pronuncia palabras vivas,
Porque las imagino
Flotando en el cosmos
Dando sentido a la vida.

sábado, 19 de febrero de 2011

Deseo

A veces, deseo no recordarte
quitarme los labios
para olvidar el sabor
de tus besos.

También he deseado desdibujar
la fineza de tu cintura,
la palidez de tu piel
y la delicada silueta
de tu espalda ligera.

No es extraño
que haya deseado
dejar de ver tus ojos
en la noche
y tus sueños
en la aurora.

Deseo inventar una melodía,
tocarte en mi guitarra
y elevarme en tu voz
hasta el límite del cielo.

Deseo que un día
corras hacia mis brazos
y no me deje caer en ellos,
Deseo mirarte...
y no perderme entre sueños
sobre la cuna de tu sonrisa.

He deseado tantas cosas,
sí, te he deseado a ti en mi.
el tiempo sin reloj
para que no corra
mas rápido de lo que tú quieres.

Pero lo que mas he deseado
es verte feliz, sin mi
y que yo pueda seguir
viviendo sin tus abrazos,
sin tu voz, sin tus besos...
Sin tus caricias de viento.

martes, 15 de febrero de 2011

Colores

La idea se manifestó
en un aguacero
de colores fluorescentes.
Las calles fueron pintadas
y la ciudad gris
se convirtió
en un paraíso de colores:
Abstracto y hermoso.

Todos dejaron de soñar
en blanco y negro.
Las pesadillas
se espumaron
bajo las olas coloridas
del lienzo de mar

Los algodones
lilas, azules, verdes y rosados
inundaban el cielo.
Mientras juntos
intentábamos iniciar
de nuevo algo que debía ser,
que tal vez fue...
Pero que desde ese entonces
comenzaría mejor

sábado, 12 de febrero de 2011

No me pidas

Hay frases que por mas que deseo decirte,
mi corazón no me lo permite.

Dejarte volar y no amarrarte a mi...
es difícil, ¿no lo has notado?

Si yo fuera una hoja
donde escribiste tu nombre con lápiz,
podrías tú mismo borrarte...
Pero eres indeleble,
a prueba de agua y olvido.

No me pidas que te trate
como si solo te hubiera visto pasar frente a mi.
porque hiciste mas que eso,
me hiciste feliz.


martes, 8 de febrero de 2011

El problema

El problema
no es que me lastimes,
porque he de perdonarte,
porque no me culpo ni te culpo,
porque no te guardo rencor.

¿No te has dado cuenta
que me duele mas perderte?
aunque realmente no te pierda
aunque sigas a mi lado
aunque estés para apoyarme.

Sé que cuando te vea
el cuerpo se me volverá agua
y me dejaré caer
por tus manos si me acarician,
por tus brazos si me protegen.

Sé que cuando te vea
me refugiaré
en el brillo de tus ojos
que aún me pertenece
y me sacarás de allí,
para que despierte.

El problema no es que no puedas,
al contrario, tú si puedes
el problema sería que yo no quisiera;
pero quiero y tú no quieres
... Aunque digas quererme

El problema no es ilusionarme,
llevo ilusionada tanto tiempo
que perdí la noción de la realidad.
No siempre realidad significa sufrir
o significa que las cosas deben cambiar.

Realidad, son mis sueños
y los tuyos amarrados
a nuestras manos enlazadas.
Es tu sonrisa sobre la mía,
es que si eso fue real,
Lo siga siendo.

Sabes que no has perdido
de vista mi camino,
que ambos nos curamos
de si mismos,
que soy insistente
y tú, no lo eres.

Podría decir tantas cosas
para referirme solo a una.
¿Decirte que te amo bastaría?

El problema es...
Que no sé porqué te incomoda
que sienta lo que siento
y que quieras que tan solo sea
una mas,
una mas de tus amigas,

viernes, 28 de enero de 2011

Yo era

Yo era de esas niñas calladas
Soñadoras y risueñas,
Que corría con sus zapatitos negros
Sobre el prado del parque.

En las horas de la tarde
Cuando el cielo parecía irreal
Me acostaba bajo él
A jugar con las nubes pasajeras
Con la soledad y mi imaginación

Yo era así, tímida
Solo quería ver el mundo
Girar a mí alrededor
Creer que tenía alas
Y volar en las mañanas
Cuando nadie me veía

Era tierna y encantadora,
Era niña…
Susurraba al oído de las flores
Su belleza
Y llevaba en mi pecho
El aroma de una de ellas

Me perdía, no sé
Me gustaba sentarme
E impulsarme fuerte
En los columpios grises.

Era como si el tiempo
Retrocediera
Y yo huyera
De lo único que me atormentaba
A esa edad: Crecer

Ella

Rió y fue tan suave
Que el bosque se inundó de su alegría,
Las plumas de sus alas
Descansaron sobre el prado
Empapado de cristal

La mañana era hermosa,
Un sol cálido y tímido
Se asomaba entre las colinas
Con la intensión de dorar
Aquella piel pálida de terciopelo

Las flores despertaron
Unas tras otras,
Adornando la basta
Alfombra esmeralda

Ella contemplaba
En el más apacible escenario
El lienzo del cielo
Con sus profundas pupilas turquesas
Que parecían gotas de mar

Aún recuerdo la razón
Por la cual se vio obligada a abrir sus alas
Y volar esplendorosa
Bajo nuestras miradas

Su cuerpo ligero surcó el firmamento
Tal vez, con el fiel presentimiento
De encontrar un ángel
Que como ella, amara Soñar

miércoles, 26 de enero de 2011

No busco un porque

No busco un porque
Para la belleza de tus ojos,
Solo un instante
Para contemplarlos

No entiendo que quieres
Cuando me miras tímido
Y el silencio se sienta
En la cárcel de tus labios

Cuando tus manos
Abrigan la esperanza
de un mañana
Y en tu rostro,
Duerme una sonrisa

No quiero un porque
Cuando buscas palabras
Y las entrelazas en oraciones
Para crear historias

Cuando viajas por caminos
Y me llevas de la mano,
Cuando sueñas e imaginas
Y lo hago a tu lado.

No busco un porque
Para la hermosura de tus letras
Tan solo un momento
Para leerlas

Cuando me abrazas
Y siento que me amas
Tu corazón canta,
Me llena de confianza

No buscaré nombres,
Ni porqués, ni razones
No buscaré más
Porque ya te he encontrado
Porque con tu mirada basta,
Con saber que existes, hay calma.

martes, 4 de enero de 2011

Me pregunto

Con un cielo rasgado
Y nubes violetas
Me pregunto
Con que fin tus manos
Dibujaron un horizonte
Y escribieron un futuro
En mi mente fantasiosa

Me pregunto si tus labios
Pronuncian mi nombre en silencio
Si tus ojos me miran
A través de la bruma del olvido
Si mi voz se pasea Por tus oídos

Me pregunto,
Si un día tus brazos
Rodearan mi cintura
Mi corazón
Y mis sueños
De nuevo
Empapados del mismo cariño
Que antes endulzaba nuestros besos

Con la noche a cuestas
Y las estrellas escondidas
Me pregunto
Un que, un porque, un cuando,
Indago por razones
Que nunca me darás