lunes, 22 de marzo de 2010

Y te encontré

Y te encontré, allí sentado al otro lado de la acera del mundo, mirando la luna y soltando a volar pensamientos ligados cada estrella fugaz, que libres pasaban por el cielo dejando un hermoso rastro de fuego. Te vi soñador, navegando entre la realidad, surcando ríos de perversidad. ¿Te imaginé?, tal vez si, pero era un pensamiento utópico, eras mi sueño mas anhelado, mas imposible, pero existías y todo apuntaba a buscarte. Un día cualquiera, tan normal, tan común… dejó de serlo, porque a unos kilómetros de mi te hallabas. Quizás, todo pasó rápido porque así debía ser, porque el destino o la sabiduría divina señalaba que nuestros corazones debían conocerse.

Porque todo es tan fácil como mirar al cielo y contemplarlo aunque lo veamos todos los días, soñar con poder caminar sobre sus nubes, imaginar que puedes tener un par de alas para volar en el y alcanzar las estrellas que danzan cuando este oscurece. Pero ante todo puedes pintar con tus dedos sobre el tenso lienzo del firmamento un arco iris, que sea como un camino, para que juntos, algún día lo recorramos, de la mano... Amándonos.

Por ahora, la ansiedad carcome cada pensamiento coherente, pero que seria de mi, sin estar loca, sin delirar por tu cariño, por tu querer, por tu pensamiento, ya que tu te has apoderado del mío.

Y como estoy aún lejos, siente como mi aliento se desprende de cada rosa, y mis manos te acarician al soplar de la brisa, escucha mi voz en el trinar de las aves al amanecer, percibe mis pasos, bajo la lluvia, que cae sin vacilar, recibe del sol mis abrazos, porque lo único que deseo brindarte es calor.

Sueña conmigo, sueña a mi lado… Es simple perseverancia, pues eres mi única esperanza, eres mi todo, mi felicidad ¡mi preocupación!

Para el Infante Don Juan Manuel

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