martes, 4 de agosto de 2009

Hoy besó mi mejilla

En la mañana no lo vi,
Pero no evite pensar en el,
En sus suaves manos
Y bello mirar.

Solo fue hasta el medio día
Que lo encontré,
Tímida miré sus ojos
Y le saludé…

Con cariño
Le di un obsequio,
Me miró a lo ojos
Y dijo “gracias”.

De pronto hizo algo más,
Pues hoy cuando besó mi mejilla
Casi muero,
No era un simple sueño.

Aún así,
Todo es en vano…
El está enamorado
¡Pero no de mí!

Señor de letras

Señor, señor de letras
De conocimiento infinito,
Pensamiento implacable
Y personalidad admirable

¡Usted, Caballero!
No suba más las escaleras,
Mire ¿Me reconoce?
Aquí, la niña poeta

Ha leído usted mis poemas,
Lo sé;
Le han gustado algunos,
Eso también.

Señor, señor de letras
De que manera se fijará
En la niña poeta que le habla,
Ella escala su confianza ¿La ve?

No está ciego, lo sé
Ni sordo, eso también…
Señor, señor de letras
Disculpe, pero de usted me enamoré.

Quisiera

Quisiera salir a pasear
Con mis amigas imaginarias,
Esas que no son hipócritas
Y me quieren tal como soy.

Quisiera poder besar A mi príncipe
hecho de sueños,
Abrazarlo y sentir su corazón de ilusión
Palpitar junto al mío de Emoción

Quisiera volar
Con mis alas hechas de grafito,
Las que dibujo con un lápiz ordinario
Y un toque de imaginación

Quisiera sentir el amor
Ese del que hablo y escribo,
Que dejaran de ser palabras
Plasmadas más allá de la razón

Quisiera abrazar a mis padres
Volver a nacer de una flor,
Dejar de ser esta niña pequeña
Limitada por las 4 paredes de una habitación.

Mujer Oscura

Y dices que la luna es tu amiga,
Jurando que fui yo quien mintió
La regalas como si fuera más de una
Engañando a quien está a tu alrededor.

Escucha dama oscura,
Te quiero con el corazón.
Nunca Recibiré una respuesta
Pues tu coraje el mar se lo llevó

Solo que te quede algo claro
Como el mar de los pensamientos
Y es que los comentarios
Resuenan como el viento

Que no fui una farsa,
Que te hiciste daño a ti misma
No busques culpables
¡Mira tus manos llenas de sangre!

Observa el espejo llamado destino
A veces somos nosotros mismos
Quienes mentimos y enmascaramos
Nuestros rostros heridos

Y cuando llegue el día
En que la luna no esté,
¿Qué harás? ¿Quienes serán tus amigos?
Te habrás quedado sola para ese entonces.